Si los niños mandasen
se rescataría a los perros
y a los abuelos,
que correrían libres por las calles.
Si los niños mandasen
echarían a patadas a los malos
que no los dejan jugar,
se pagarían con caramelos
los plazos de las hipotecas
y sería obligatorio,
antes de ir a dormir
leer cuentos,
dar mil mimos
y saltar.
Si los niños mandasen
no construirían murallas
ni vallas
ni fronteras:
pintarían una rayuela en el suelo
y echarían barcos
río abajo
a navegar.
Si los niños mandasen
los adultos sabríamos al fin
lo que es la vida
y el maestro,
para que aprenda
a escuchar y sonreír,
castigado en una esquina.
(Elvira Laruelo)
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